Friday, January 9, 2009

Palestina en el corazón. Para siempre.



Cuando los recluyeron en guetos no permanecí indiferente; cuando los transportaron como animales no miré para otro lado; cuando los convirtieron en mercancías, no fingí no saber nada; cuando los asesinaron en masa no creí que habrían hecho algo para merecerlo, nunca negué el Holocausto, pero nunca me sentí culpable de lo que los nazis hicieron con ellos, porque yo nunca estuve allí.

Yo estoy aquí, cuando encierran en guetos rodeados por muros, cuando tratan como a animales a poblaciones enteras, cuando convierten en mercancía electoral las vidas de miles de personas, cuando exterminan con crueldad medieval ciudadanos indefensos, cuando, a pesar de la evidencia, pretenden inmovilizarnos con sentimientos de culpa por algo que nunca hicimos, patrimonializar el victimismo y seguir pasando como el pueblo perseguido.


No puedo dejar de sentir asco ante el silencio cómplice de todos los civilizados del mundo guiados por las canallas corporaciones y lobbies de Estados Unidos, cabeza descerebrada del imperio. No puedo dejar de sentir náuseas ante la indiferencia de los organismos internacionales.



¿Dónde está la justicia internacional que no persigue a los genocidas? ¿Dónde los defensores de la libertad que no piden la intervención de fuerzas internacionales para parar esta locura? ¿Dónde está mi Gobierno que aún no ha roto sus relaciones y expulsado al embajador de un Estado terrorista y asesino?
Shame, shame, shame, shame on you all!