Sunday, October 28, 2007

Talavera, Talavera; Mexican Talavera

Una de esas tiendas que uno pesca por el rabillo del ojo mientras conduce el coche; una tienda escondida, encajada en una casa de la década de 1940, llena de moho y madera podrida, que literalmente se cae.



Esa es Mercado México, una tienda de cerámica de Talavera, en el mismísimo downtown de Houston.




La Talavera es la típica cerámica mexicana de Puebla y de Dolores Hidalgo,


Guanajuato, nieta de la españolísima cerámica toledana de Talavera de la Reina, que a su vez es nieta de la árabe…










El consecuente sabor, en este abigarrado patio trasero, es totalmente mediterráneo…








En la industria del pottery, de la cerámica, a la cerámica toledana se la llama majolica/mayólica, y la talaverense es mexicana sin discusión.

Mexicana, purita mexicana; viva como pocas y multicolor en sus soles, lunas, girasoles, calas, salamandras, ranas, azulejos, maceteros, vajilla… que ha ido adaptándose a esa híbrida cultura Tex-Mex, cuyos más curiosos exponentes, rubias gringas de ojos azules con aceptable
-incluso fluido- español en sus bocas, buscan entre azulejos y jarrones algo “antiguo”, algo “auténtico” hecho por las sabias manos embarradas de humildes gentes cuya piel es del color de la tierra.

Sunday, October 7, 2007

Galveston pasada por agua


La del lunes 1 de octubre fue una semana buena: sólo perdimos los estribos tres veces y sólo escribimos seis expedientes disciplinarios a unos cuantos de nuestros queridos cenutrios –perdón; nuestros queridos alumnos, queríamos decir. También nos hicieron reír con sus ocurrencias y su candor. Repetimos: una semana buena.

Octubre se estrenaba con un sol veraniego y así fue hasta hoy, sábado. Sin despertador a las cinco, ni idas a trabajar de noche cerrada, el radiante sol que entraba por la ventana nos despertó tras un reparador sueño. Las 10:40. Ver para creer.

El plan estaba trazado desde la tarde-noche del viernes: o Galveston, o el rio Brazos. Trayectos pequeños, no más de 40 millas allende Houston. Cheeee(se), es un día tan hermoso… bañador, toalla, cámara de fotos. Vamos a Galveston.

El cielo se iba encapotando sospechosamente por la Interestatal 45 Sur, y al llegar a la playa del Galveston State Park, éste era el aspecto…

Lo que no descorazonaba a los paisanos, todo el mundo paseando por la playa, tomando el sol, volando el catxirulo, bañándose,…

Llovía un pelín, pero nadie salía del agua. Total, ya mojados…







Hasta que la lluvia empezó a arreciar. En las fotos no se aprecia, pero llovía de lo lindo.

Y el personal corrió a protegerse en las cabañas de las barbacoas. En la arena solo quedó esa familia de valientes, apretados bajo la sombrilla.

Escurrimos la toalla. Parece como si la hubiéramos metido en el mar. Pues no.

En el puesto de barbacoas ya no se puede estar, el agua llega a los tobillos. Nos damos una carrera y llegamos al coche. Esta es la situación a través del cristal.

Media hora más tarde (4:30 pm) se calma un poco el aguacero.

El personal vuelve a instalarse en la orilla, y aquí no ha pasado nada.

Galveston y sus terrosas aguas siempre revueltas…

Hermoso Golfo de Mexico.

Flora local de la isla.

Salimos del State Park y damos un paseo por el oeste de la isla.











Una casa en forma de tetera. Parece ser que hay unas 200 de similar guisa a lo ancho de los EE.UU.

Otras playas, como esta de Jamaica Beach, en Galveston Island.

Todas las casas están construidas sobre pilones. La razón es evidente.

Si se avista una tortuga, es obligatorio llamar a las autoridades.

Orilla sur del West Galveston.

Limite Oeste de la isla de Galveston.



El puente es el Saint Luis Pass, que también une la isla con el continente.



Al fondo, el pantalán de West Bay City.

Todo bicho viviente está aquí al acecho del sardinamen.

Comida fácil. ¡Gran tentación!

De regreso al Este. En la local 3005 hay un pequeño mirador de madera.

Así se ve mejor la playa y su vegetación autóctona.

Los grasslands, o pastos, de Galveston.

Tras la pradera, el West Bay y la orilla norte. La isla de Galveston es larga (48 Km) pero apenas tiene 5 Km de ancha.

Al fondo –muy difuminadas– varias refinerías. Hay varias docenas alrededor de Houston.

Oscurece. Regresamos a Galveston State Park.







Puesta de sol frente al Oak Bayou, una entrada de agua del West Bay.

Precioso remolino de nimbos.

De regreso a Galveston City. Rompeolas y pantalanes desde el Galveston Seawall Boulevard, una muralla de hormigón de 16 Km diseñada para proteger la ciudad de las inundaciones.

Intenso tráfico marítimo en la entrada al puerto de Houston.

Solo una pequeña parte de las refinerías que se suceden, una tras otra, en la Trinity Bay, entrada al puerto de Houston.







Curiosidades:

Con 48 Km de longitud y apenas 5 de anchura, Galveston es una barrera natural entre el Golfo de Mexico y la costa de Texas.

El primer europeo que llegó a Galveston fue Cabeza de Vaca en 1528, tras un naufragio. Aquí empezó el jerezano su odisea exploradora hasta el Rio de la Plata (Argentina).

Base y refugio de piratas a lo largo del siglo XIX, fue capital de la República de Texas en 1836, la única experiencia de independencia política real y de facto que ha habido en la historia de los Estados Unidos.

En 1900, Galveston contaba con 37.000 habitantes, más que Houston.

Galveston es zona huracanera por excelencia.

El huracán del 8 de septiembre de 1900 todavía se recuerda.




Sigue siendo el desastre natural más mortífero de toda la historia de EE.UU. (le sigue el huracán Katrina de 2005 en New Orleans, Louisiana), lo que no quiere decir que el resto de huracanes que han pasado por aquí hayan sido mancos.

Se reconstruyó primorosamente y tiene un bonito casco urbano de estilo victoriano.

Así mismo, el centro histórico alberga (hola, Torko) uno de los museos del ferrocarril más impresionantes de este país.

Debido al brutal desarrollo y expansión de la industria petroquímica en toda la Bahía de Trinidad, Galveston se considera la playa de Houston, pero dista mucho de ser una playa popular, debido a los altísimos precios.