Wednesday, January 20, 2010

Los cielos del camino a ninguna parte, I (sep 2008 - feb 2009)

Casi un año ha pasado desde la última entrada en el blog. De vez en cuando lo vimos y algo releímos. A instancias de la rama setabense de la familia, que persistentemente no ha dejado de preguntar por nosotros, abrimos otra página para despedir al 2009 y mirar a otro horizonte.

Tras el paso del huracán Ike, el 12 de septiembre de 2008, el devenir migratorio y económico era más oscuro que nunca. Cierto; estuvimos a un tris de perder la casa, el coche y la autoestima, y -salvo lo de la autoestima- el peligro no ha pasado del todo.
Kurotora no puede por menos que considerarse afortunada. Y mucho. Se presentó a más de treinta entrevistas de trabajo relacionadas con la educación y a otra docena añadida. Entre 27 y 30 fueron satisfactorias, en no menos de cuatro nos querían para empezar al día siguiente, y en dos, la negativa fue inmediata. En fin…

El silencio era la tónica general tras las entrevistas “buenas”. Cuando los responsables de recursos humanos veían nuestro pasaporte con la flamante visa, poco importaba lo entusiasmados que estuvieran los directores de los colegios. La solicitud se desestimaba automáticamente, sin avisarnos. Nos enteramos de qué iba la película cuando alguna directora llamaba llorando, lo que ocurrió: definitely, you are the teacher we were looking for, but… I’m deeply sorry, but…




Carajo con el but. A lo largo del otoño-invierno de 2008 pasaron por nuestras manos 9 contratos que no pudimos firmar. 2009 se estrenó con otro tanto. Trabajo tocado con la punta de los dedos, para aprender el intríngulis del ordenamiento jurídico estadounidense en materia migratoria: la ley que nos obliga a trabajar ya-ya-ya para mantenernos regularizados en el país es la misma que nos prohíbe firmar contratos laborales y nos impide trabajar. Toda una antinomia jurídica que sigue persiguiendo a los poseedores de un visado H1B, visado que en breve se extinguirá del catalogo del ministerio del interior de aquí.


Decíamos que la kuroto se considera afortunada. Unas 50 entrevistas dan mucho juego para terminar de soltarse en inglés. Estar sin trabajo ni expectativas de tenerlo templa el ego y el pulso, y se quedan los amigos que lo son: cuatro. Sin Mr. Blue, el Albertote, la Patri y Alicia, lo hubiéramos pasado realmente más canutas aún. En el medio, los Bienes Raíces como salvavidas de paja en el océano y la paciencia proverbial de Raúl, que no nos ha estrangulado todavía. Un insidioso dolor de muelas y una contractura de cervicales como nunca antes vivimos nos ensenaron a valorar el vivir con seguro médico en EE.UU cuando no se tiene seguro médico. Los derechos fundamentales en España aquí son pura y simplemente, privilegio. No nos referimos sólo al tema de cobertura médica. Ustedes nos entienden bien.


El 10 de diciembre de 2008, nevó en la sureña Houston. Dios no se había olvidado de nosotros.



Todo es temporal, hasta los calvarios jurídicos, pero se hacía tedioso y la sensación de impasse aumentaba. Nos concentramos en el trabajo del Real Estate, sin expectativas a corto plazo de nada. Cualquier intento de examinarse para algo mejor chocaba con el estatus migratorio. No había alternativas. Los largos paseos con Alicia y los cielos houstonianos hacían más llevadero el camino a ninguna parte.