Tuesday, July 31, 2007

Los verdaderos amigos suelen pasar desapercibidos

New Paltz, NY 31 de julio de 2007

Desde Valencia nos llega este correl de Mr. ¡Oah! Kurotora lamenta no haber visto a ¡Oah! en la carretera. Kurotora cree que a veces conduce demasiado rápido, aunque no beba. De vuelta a Houston, Kurotora se fijará más.

Es muy temprano por la mañana; en un ratito, nos vamos a clase…

From: Oah!
Subject: RE: Novedades en el Kuaderno de BitaKora
Date: Tue, 31 Jul 2007 11:47:33 +0000

Impresionante, menudo viaje...eso sí es un tripi...de los buenos...iba leyendo y recordando las mil y un historias y libros de mi infancia.¿Pero qué curso era ese que ibas a dar tan lejos de tu casa?Yo estuve allí, lo que pasa es que no me viste, te mando la foto, en la primera estoy en una pose muy mía sin entender lo que pasa:
Y en la otra estamos mis amigos y yo haciendo el ídem después de tomar unas cervecillas:
Un saludo. Y enhorabuena por el viaje!

¡Oah!

Wednesday, July 25, 2007

De Houston, TX a New Paltz, NY (IV)

Domingo 22 de julio de 2007.

Shore Haven, New York – Niagara Falls, New York - New Paltz, New York. 550 millas (885 Km).




Un par de trocas salieron del camping a eso de las 8:30 de la mañana. Eso quiere decir que nos vieron, vaya si nos vieron, bajo el saco asomaba una mano y el pelo, y ellas pasaron muy cerca. Eran trocas por el ruido del motor, porque, ganas de incorporarse a comprobar, ni flowers. Dormimos 7 horas de un tirón.



Nadie dijo nada, nadie vino a preguntar o importunar. Decidimos levantar el fuerte antes de meternos en lios… nos incorporamos y esto es lo que vimos: 1) el saco y el coche estaban cubiertos de cristalitos de escarcha. 2) habíamos dormido al mismo lado suyo: el lago Erie.



El silencio y la tranquilidad eran sobrecogedores:

El pueblecito al lado del camping se llama Shore Haven -muy adecuado: Paraiso en la Orilla-, en pleno Estado de Nueva York. Bien, seguimos por esa misma carretera local 5, pegadita al lago Erie. Los maizales y los viñedos se recortaban contra el lago, permanentemente al fondo:
















La siguiente ciudad en el mapa era Dunkirk. Sus alrededores son muy hermosos, con faros y puertos como éste:



Sus sentidos monumentos a sus caídos locales:



















Y marranadas como ésta: una central térmica, una de tantas alrededor del lago Erie:












Seguimos la carretera local 5. Tras el pueblecito de Silver Creek, empieza la reserva india de Cattaraugus, con gasolinera y casino “tribaly owned and operated”. Es una constante en las reservas indias. Y puentecitos como este tachonan la carretera:
Desde Wanakah ya se atisba la orilla canadiense y la ciudad de Buffalo, NY, con una impresionante estación eólica:














A las 10:25 de la mañana entramos en Buffalo, NY, tomando el periférico hacia la Grand Island, con sus puentes azules de peaje, la opción más corta para llegar a la ciudad de Niágara Falls:


Bajo el puente azul del peaje discurre el Tonawanda Channel, aparentemente tranquilo. Estos postes eléctricos sobre boyas son también la señal de stop para los barcos. Ya no pueden seguir, so peligro de ser arrastrados por la corriente hacia las cataratas.
Mirando hacia el Norte, se mezclan los edificios de las dos ciudades llamadas Niágara Falls, la canadiense y la estadounidense. ¿Y ese “humillo”? ¿Qué se está quemando? Nada… Es el agua en polvo que sale disparada violentamente de la catarata “herradura” canadiense…










Niágara Falls, NY, es una ciudad pensada para sacarle los cuartos al turista, sin contemplaciones. Si el parking de la casa de Elvis era caro, esto es un disparate ($20). Pero hay que tragar; no por riesgo, sino por falta de espacio. Niágara Falls parece Valencia en Fallas (la llamaríamos “Niágara Fallas”, ¿no?). A la hora que sea, el día que sea. Hormigueros de turistas por doquier. Las hordas blancas y japonesas se distinguen por sus numerosas huestes. Las indo-pakistaníes tampoco son mancas.



Menos mal que por ahora, al ayuntamiento de Niágara Falls no se le ha ocurrido cobrar por andar las calles y los jardines. Así que decidimos patear hasta el cansancio y fijarnos en todo, lo máximo posible, con los ojos muy abiertos. He aquí un resumen:

La American Fall:


















Horseshoe Fall, la “Herradura”, desde la orilla estadounidense.

















La orilla canadiense:











Mapa de
Goat Island,
la isla
que separa
las cataratas
estadounidense
y canadiense:

La
cataratita
Velo de la Novia,
en medio de
las cataratas gordas:















Los rápidos hacia la catarata
de la Herradura
al pasar entre las
islitas
Three Sisters,
Tres Hermanas:

Pedestrian Bridge, y sus rápidos:

American Rapid Bridge:

Aspectos de la ciudad de Niágara Falls:

No se les ocurra comer en los jardines alrededor de las cataratas, al descubierto. Las gaviotas les quitarán el bocadillo de la boca. Vimos arrebatar a un niño su rollito de primavera. Fue una gaviota, visto y no visto. No le sirvió la audacia; otra gaviota se lo robaría en segundos. Increíble.

Ahí están esperando, las oportunistas:


¡Espera! ¡Todo es muy bonito, pero recuerda que Niágara no es nuestro destino final! Hay que llegar a la Universidad en New Paltz, mañana es lunes, empieza el curso, ¡y la reunión previa es a las 8:00 am! A las 3:00 de la tarde optamos por regresar al puente azul de peaje para salir de la Grand Island: Unos volantazos en Tonawanda para quitarnos de encima el periférico de Buffalo y llegar a la estatal 78 Norte, que acaba en el bonito pueblo de Olcott, NY, en la ribera del lago Ontario:


Por supuesto, el lago Ontario no se iba a librar. Esta central eléctrica está en la misma orilla, en Somerset, NY.

Este fue el continuo paisaje por la local 18, paralela al lago Ontario, hacia Rochester, NY.
En Rochester nos desviaríamos a la interestatal 90, totalmente de cuota, porque ya no teníamos opción si queríamos descansar un mínimo de seis horas antes de la reunión en la universidad. El viaje por la interestatal 90 nos llevo’ cinco horas, hasta la misma New Paltz. Al fin y al cabo, estábamos cruzando todo el Estado de Nueva York de punta a punta en diagonal, hacia el sureste…


Por la interestatal 90 nos persiguió un bellísimo ocaso:
11:20, desvio a New Paltz, NY. Caseta de cuota, $14. 11:35, entrada en New Paltz. Conexión mapa-señales: 12:10, rápida acampada en el late arrival lot del camping Koa. Mision cumplida, ya estamos en lo que será nuestra casa los próximos 15 días. 550 millas rodando y no-sé-cuántas andando, vamos a caer fritos enseguida. Por precaución, despertador. A las 6:30, toca diana. Buenas noches.

De Houston, TX a New Paltz, NY (III)

Sábado 21 de julio de 2007.

Mammouth Cave National Park, Kentucky – Erie, Pennsylvania – Shore Haven, New York. 693 millas (1.115 Km).

Se nos pegaron las sábanas, again. A las 7:30 se estaba muy bien dentro del saco. Un silencio… y un fresquito…
Sin embargo, es una buena idea levantarse pronto, si vives en un camping. Dispones de más espacio en las duchas, y más tiempo bajo el agua caliente, sin la preocupación y la prisa por haber personas esperando. A las 8:45 empaquetábamos los bártulos y pasábamos la última tanda de fotos al disco duro.


Mammouth Cave National Park es el sueño del aficionado a la espeleología. Prácticamente todo el Estado de Kentucky esta’ horadado por cuevas. A pocas millas del camping donde pernoctamos, en el mismo parque nacional, se encuentran las Diamond Caverns. Atractivo nombre, así que nos acercamos. Como todo negocio gringo que se precie, la tienda de regalos está muy bien surtida y en ella te hacen esperar el siguiente turno de visitas a la cueva, que fue a las 9:30.


Brett, un chaval de 22 años, era nuestro guía. Éramos un grupo de 15 personas, y en la cueva, el chico desgrano’ su bien aprendida letanía de historias, juegos de palabras, dejarnos a oscuras (ooooooh, los gringos), encender luces aquí y allá, todo el rollo. Es sorprendente el culture shock. Brett ilumina unas espectaculares estalagmitas y pregunta: ¿Qué les parece estooooo?” Nosotros pensamos en tres sepias una encima de otra, pero los demás turistas gritaron al unísono: “three ice creams!” (¡tres helados!) A lo que el guía asintió: “¡Sí, señores! ¡Tres helados tamaño Texas!”

Como tejanos adoptivos, nos quedamos sorprendidos. El tamaño King size se considera Texas size o Texas style, entre los no tejanos. De hecho, le corresponde en justicia.

De las Diamond Caves salimos a las 10:20, y arrancamos el Toyotín con la idea de cruzar Ohio y llegar lo mas lejos posible. Es un viaje considerablemente mas largo que los dos anteriores. De las cuevas a Cincinnati, ciudad fronteriza entre Kentucky y Ohio, hay 212 millas largas, y luego nos espera el Estado de Ohio, que no es pequeño (¡aunque tampoco es Texas size, a Dios gracias!) Por eso, tomamos la interestatal 65 a la capital, Lexington-Lafayette, y de Lexington saltamos a la interestatal 75, hacia Cincinnati. La atisbamos a las 3:30 de la tarde. No paramos, y entramos en Ohio.

La interestatal 75 se pierde en Michigan, por lo que, si queríamos ver el lago Erie, la mejor opción era seguir escopeteados otras 200 y pico millas hacia Dayton-Lima-Findlay-Toledo, OH. Y tan escopeteados, como que nos liamos en el periférico de Toledo y enganchamos para Detroit… ¡da media vuelta en cuanto puedas! Si, pudimos rectificar. A las 6:30 de la tarde buscábamos el puerto de Toledo, en la Bahia de Maumee. No fue posible aparcar en el Harbor (los puertos son considerados zonas estratégicas, y si te ven con una cámara, tienes que dar demasiadas explicaciones) y desistimos.

Mirando el mapa, decidimos seguir por la carretera local 2, que corre paralela al lago Erie, y ya veríamos si podríamos parar en algún lado. La oportunidad apareció media hora después, en Cedar Point. Por primera vez veíamos el lago Erie.

Era el lago Erie, sí, pero en un puerto turístico bastante abigarrado. Muy domesticado estaba eso. Mucha lancha fuera borda, mucha barbacoa y mucha radio a toda pastilla. Sigamos por la local 2.

Y la siguiente fue en la frente: al rato de seguir al volante, pasando el pueblecito de Oak Arbor, aparece un sospechoso cilindro de vapor sobre otro más sospechoso cilindro de hormigón. ¿No será eso una…? Yeah, es una central nuclear, la Davis-Besse Nuclear Power Plant. Terminantemente prohibido parar frente a ella, y no les digo sacar la cámara. Disfruten esta foto tomada de “extrangis” desde el coche.

Por cierto, en los alrededores hay chiringuitos donde some fine folks venden fruta ecológica…

30 millas más al Este nos encontramos con la península (e isla) de Catawba. Al fin pudimos sentarnos un buen rato frente al lago Erie.

Son las 8:15 de la tarde. ¿Seguimos? Si, por que no. Seguimos por la local 6, bordeando Erie, hacia Cleveland. Entramos en el periférico de Cleveland a las 9:31. Ya es noche total. Evidentemente no va a haber un camping en pleno centro de la capital de Ohio. No hay otra opción, seguir tirando millas para adelante, al Este, al Este…

Esta es Cleveland,Ohio, por su periférico, desde el coche:

Al ser noche cerrada, saltamos del periférico de Cleveland a la interestatal 90, que también corre pararela al lago Erie, hacia Pennsylvania. Salimos del Estado de Ohio a las 11 y cuarto de la noche, entrando en Pennsylvania. El cansancio ya se hace notar. Nuestra idea era llegar a una ciudad de Pennsylvania que se llama precisamente Erie, a la que las guías de viajes alaban por sus paisajes y la espectacular península y parque nacional de Presque. Era cuestión de aguantar 50 millas más. Vengaaaa….


¡Medianoche en Erie, PA! ¡Bien! Jo-jo-jo… eso era lo que creíamos. Cruzamos el casco urbano de Erie y enfilamos la península de Presque. Desde luego que debe ser hermoso, porque los dos campings de Presque –uno enfrente del otro- estaban a tronar. Coches aparcados y tiendas clavadas como sardinas en lata. En el camping de enfrente, estaban de karaoke. Mucha risa, mucha hoguera, mucha barbacoa. Todo un ambientazo, of course, pero no podíamos con nuestra alma. Alli no se podía estar. ¿Y qué tal la disparatada idea de acampar en playa abierta, en la misma orilla del Erie, en Presque, PA? Tampoco pudo ser, porque de noche, la mitad superior de la península se cierra con valla, que casi nos tragamos. Y en la ciudad, ni hablar. Una cosa es ser valientes, otra muy diferente es ser temerarios. Sólo quedaba una opción… seguir al volante.

Tira millas por la local 5, pegaditos al lago. Nos teníamos que inclinar sobre el volante, del cansancio: “primer camping, a dormir. Esté como esté”, nos decíamos. Sólo tuvimos que conducir 25 millas más, 7 después de pasar un cartelito que rezaba… “Bienvenidos al Estado de Nueva York - The Empire State”.


Era un camping de casas móviles, esas grandotas que te las traen con un tráiler y te las plantan donde les dices. Nos daba igual. Todo el mundo dormía, no había vigilancia. Aparcamos alejados, para no molestar. Sacamos el saco, y a dormir, al lado del coche, con las estrellas sobre la cabeza. No hubo tiempo de regodearse con ellas. Era la 1:31 de la madrugada, tras 693 millas. Al minuto, dormíamos.

Tuesday, July 24, 2007

De Houston, TX a New Paltz, NY (II)

Viernes 20 de julio de 2007.
Hot Springs, Arkansas – Memphis, Tennesse - Mammouth Cave National Park, Kentucky. 542 millas (872 Km).

Cómo estaríamos de cansados para despertar a las seis y media de la mañana.

Tras empaquetar bártulos y refrescarnos, tomamos la local 7 hacia Arkadelphia para entroncar de nuevo con la interestatal 30. Esta es la niebla en la local 7 a las 7:20 de la mañana:

Vemos un desvío a Palestine, Arkansas. (¡Suspiro!)

Cruzamos Little Rock en un abrir y cerrar de ojos (si, si un blink!). Little Rock nos recuerda nuestro primer viaje a México desde Baltimore, MD, la navidad de 2003. El autobús de Greyhound iba lleno de mexicanos de vuelta a casa, y nuestro compañero de asiento nos conto’ sus esfuerzos por salir adelante en Little Rock, de cómo monto’ su primera carnicería, de cómo fue llamando a sus hermanos, de cómo Little Rock era un villorrio hace treinta años y como lo sacaron adelante los mexicanos de Michoacán, convirtiéndolo en la ciudad industrial y populosa que es hoy.

La idea inicial era cruzar Arkansas hacia Missouri, pero las señales del periférico de Little Rock nos hicieron cambiar de idea. Eran las 9 de la mañana, estábamos bien de temperatura, de tiempo por delante… ¿por qué no? Vamos a Memphis, Tennesse. Vamos a ver la casa de Elvis Presley. Sólo Dios sabe si podremos disponer de otra oportunidad, así que…



Así que interestatal 40 Little Rock-Forrest City-West Memphis al canto:









El río Mississippi es la frontera entre Arkansas y Tennesse. Kurotora lo ha cruzado tres veces, y siempre de noche cerrada. Esta vez, la cuarta, bien de día era; pero cruzarlo por la ciudad de Memphis no es una buena idea.



Es una zona muy industrial, donde no hay miradores ni acotamientos para aparcar unos minutos y fotografiar.






Lo hicimos en un pequeño puerto de carga de áridos, un puerto privado; y allí estuvimos unos 10 minutos.

No más, porque con buenas formas, nos dijeron que nos largáramos…
It’s ok, I’m leaving.










La casa de Elvis, Graceland, está en el suroeste de Memphis, en el hoy Elvis Presley Boulevard. En cosa de una hora descubriríamos una casa rodeada de amplios jardines, decorada estilo 1970’s con detalles de nuevo niño rico sin mucho criterio (aunque comprensible y respetable, por otra parte). Graceland es muy pequeña comparada con las mansiones que están al uso entre las actuales estrellas americanas del rock, pero “la cuestión” no era la casa, sino la pirula comercial que hay en la acera de enfrente. Parking, parking y más parking –a precio de oro-, ventanillas para los billetes de los diferentes tipos de tours (a más dinero, más cosas te dejan ver); mini-autobuses cargando hordas y hordas de turistas, uno detrás de otro, sin perder comba…, la calculada visita a la casa, el minutaje por habitación, su tumba y la de sus padres, el museo de sus coches, de sus discos, de sus ropajes, de sus aviones… convenientemente regados de tiendas de regalos, de paso obligado al salir de un museo y entrar en otro.



Elvis sigue generando pingües beneficios desde el otro mundo; pero tras cuatro horas –sí, cuatro- de pateo intenso entre objetos personales, llegamos a la conclusión de que esto es una explotación obscena.




La industria lo exploto’ vivo sin ningún respeto, y sigue faltándoselo muerto. La gallina de los huevos de oro sigue cacareando, así que take care of business; sin escrúpulos, baby.










Bueno, son las dos y media de la tarde, y nos duelen las piernas de tanto pateo p’arriba y p’abajo. Larguémonos.



No seguimos por la interestatal 40. Vamos bien de tiempo, así que a ver el Tennesse profundo… por la estatal 79. Cruzamos Memphis-Brownsville-Jackson-McKenzie-Paris hasta llegar a un hermosísimo parque nacional, el Land Between The Lakes.

The Land Between The Lakes (Tierra entre los Lagos, literal) es una península alargada, un apéndice entre los lagos Kentucky y Barkley.











De gran espesura, salpicada de mini-lagos y reservas de bisontes, separa, a lápiz y regla, Tennesse de Kentucky.



También alberga los restos y los monumentos conmemorativos de la batalla de Fort Danelson, escenario de otra carnicería de la guerra civil estadounidense:
Se va poniendo el sol, y decidimos atravesar Kentucky por otra estatal pequeñita, la 68.


















Bonita ciudad la que nos encontramos, Hopkinsville:





En las afueras de Hopkinsville descubrimos el obelisco conmemorativo en el lugar de nacimiento del único presidente confederado, Jefferson Davis:













El sol se va despidiendo en la estatal 68...


Seguimos por la 68 hacia Russellville-Bowling Green y lo que aguante el cuerpo. No aguanto’ mucho; 40 millas más alla de Bowling Green, KY, el Mammouth Cave National Park nos invitó a dormir. Camping grande con buenos servicios, autocaravanas aquí y allá, buen silencio, grandes pinadas entre las parcelas… En una relativa oscuridad, salvo por las hogueras de otros ‘campingueros’ allá lejos, plantamos las piquetas. 10:33 de la noche, a la cama; digo, al saco. 542 millas, 872 Km. Ya está bien por hoy. Good night.