Un soleado domingo de invierno por el barrio de Meyerland nos descubre Westbury Gardens Square. Apenas un atisbo al inconfundible olor del abandono. Regresamos el siguiente fin de semana.
¿Qué conversaciones, esperanzas, decisiones, miradas sostuvieron estas paredes? ¿Cuánto se rió dentro de ellas desatando las alforjas? ¿Cuánto se lloró atando los hatillos?
La ausencia de cariño las desmorona cada día un poco más. Ahí siguen los restos, se mantienen en pie por dignidad, esperando con resignación que los degolle el especulador inmobiliario.
Nada importa; todo es reducible a cenizas. Hasta el cariño.
No comments:
Post a Comment