Sunday, September 21, 2008

Vivirla y contarla tras un huracán (Ike’s Aftermath, I)

Houston, TX; miércoles 17 de septiembre de 2008, 11:30 am.
Les escribimos desde un restaurantito de esos de franquicia de comida rápida; es el único de los alrededores que tiene electricidad y servicio wi-fi. Lo descubrimos ayer por la tarde, callejeando el SW de Houston, buscando algo similar que no nos obligara a gastar en demasía el medio tanque de gasolina que nos queda, y que guardamos como oro en paño, porque no hay gasolinera abierta, y si la hay, sin surtidor que funcione. Así que, con olor a grasosa hamburguesa y patata frita alrededor, y conversaciones a la gringa (o sea, a grito pelado; esto parece la subasta de pescado de la lonja de Valencia), les ponemos al corriente de las novedades.

Los vecinos, Alicia y Álvaro, prácticamente agarraron en volandas a Kurotora y la metieron en su casa cuando el viento se ponía más que serio; eran las 8:00 pm de la tarde del viernes. Atrancamos la puerta, cenamos, y a esperar la furia. En la cama de brazos cruzados y los ojos como platos oyendo la tele de la habitación de al lado, de repente oímos un tremendo zambombazo: estalló un condensador en alguno de los postes eléctricos de la calle. En consecuencia, a las 11:15 pm del viernes 12, apagón general (y así seguimos).

Ike tomó tierra en Galveston a la una de la madrugada del sábado 13. Esa noche fue larga. Vaya si fue larga, nadie durmió. Parece que tomó camino del interior por la interestatal 45, y a las 3:00 am llegaba a Houston. El ulular y el traqueteo del viento eran impresionantes. Creemos que el ojo cruzó el centro de Houston sobre las 3:30 am –porque amainó la cosa- y a las 5:00 am, las furias del infierno cayeron sobre nosotros. Cómo rugía. Dios, cómo ruge un bicho de estos. Y no paraba. Temblaban las paredes de la casa, los viejos robles de enfrente cimbreaban como bambú, el viento se llevaba por delante los parabanes a guisa de garaje. Caían tejas, contraventanas, capuchones de extractores, ramas… y el constante rugido, qué rugido…

Es final del verano, y aún amanece pronto, pero eran tal los nubarrones que sólo después de las 7:00 am pudimos ver a través de la ventana los primeros destrozos. El viento amainó a eso de las 8:15, y como ya no aguantábamos en casa, salimos a hacer de heroínas, quitando ramas y objetos de los desagües del condo……e inspeccionamos los destrozos de la zona… los regalos que nos han traido... Y así pasamos el sábado 13, hasta el toque de queda, a las 7:00 pm…
Impresionante puesta de sol…

El resto, hasta hoy, es aburrido de contar: nos acostamos prontísimo, nos levantamos prontísimo, aprovechamos hasta el último rayito de sol… Algo digno de notar: la falta de luz, de televisión y de aire acondicionado ha hecho que la gente abra las puertas de su casa, saque mesas y sillas, socialice, se entretenga con el ajedrez, las damas, el parchís, el monopoly…, se intercambien alimentos, se converse… ¡Bendita falta de tele!

Los contenedores relucen de basura. La gente ha tenido que tirar el contenido de neveras enteras. El que tiene carbón, ha hecho barbacoas como nunca.

El lunes 15 salimos un poco a pasear y ver qué había más allá de la calle Jeanetta…

El martes 16 nos atrevimos un poco más, y 45 Sur p’alante, vimos más destrozos…

Por la tarde-noche, cargamos toda la artillería en el coche y nos fuimos a buscar un lugarcito con electricidad y wi-fi, ya lo dijimos antes…Y aquí estamos en el restaurantito, poniéndoles al corriente.

Ahora mismo, más de 2.600.000 personas están sin luz, en todo el Gran Houston. Ni idea de cómo se apañarán en los hospitales. Todos los colegios, distritos y escuelas siguen cerrados como mínimo hasta el viernes que viene.
Es impresionante ver las grandes avenidas totalmente a oscuras, como si estuviéramos en campo abierto. La siempre populosa Westheimer parece colocada en medio de los ranchos. Oscuridad t-o-t-a-l… que tiene un cierto encanto.





La de la foto no es Westheimer (que tiene cinco carriles por sentido) sino Jeanetta, que tiene dos...




En fin... con carril y sin carril, a ver cuánto tiempo demostramos nuestro aguante... :-D
Se me cuiden y valoren su electricidad y su agua que sale del grifo...

Houston, TX; sábado 20 de septiembre de 2008

Las puestas de sol, sin luz artificial, son mas espectaculares que nunca.




En efecto, seguimos sin luz. El 70% del Gran Houston permanece sin luz, como dos millones de personas.

De los grifos sale agua (fría), un chorrín, sin la presión habitual. Algo es algo. Pero estamos preocupados, cómo no. Hoy he visto a los vecinos bastante desmoralizados. Son gente con coraje, y esas miradas de tristeza y cansancio no son normales.

Pero aquí ya nada es normal.

Nadie se esperaba 9 días sin luz... Tres, cuatro, pase; pero nueve y sin noticias ni expectativas de tenerla... Es demasiado para las personas mayores.

Seguimos con el toque de queda, que ya no es de 19 a 7, sino de medianoche a 6:00 am.

El que ha podido, que tiene gasolina y algún familiar o conocido en alguna parte de Texas, se ha largado. No hay ni un tercio de los coches habituales dentro del condominio de la calle Jeanetta. Ahí estamos barriendo, algo hay que hacer.

Este es el paisaje a las 10:00 de la noche cuando paseamos por el condominio. Pero hay una preciosa luna de Ramadán que nos ilumina el camino y se refleja el agua de la piscina.

La ropa húmeda que permanece dentro de la lavadora ya está llena de moho. Fue un error mantenerla allí. Pero no se puede hacer otra cosa, así que ahí se queda, alimentando la penicilina.
Part Time Curro: El Houston Community College dice que el lunes 22 es laborable para la plantilla y el martes 23 será lectivo. Obedeceremos e iremos, pero a ver para qué. No sabemos cómo van a abrir, sin una bombilla funcionando. No sé, no sé.

Hemos pasado el punto del no retorno. Ya no podemos y no sabemos vivir sin electricidad. No sabemos... nada.

Aguantamos como podemos, sabiendo de sobra que somos muy-muy-muy afortunados, si nos comparamos con otros lugares y países por donde pasó Ike. Trabajamos faena de tecleo hasta que se agota la batería, apagamos velas y a dormir algo, con todas las ventanas abiertas.

Houston, TX domingo 21 de septiembre de 2008.
Precioso amanecer de domingo. Ya llevamos hora y media en danza por la casa.








La voz corre entre los vecinos: dónde hay enchufes para cargar el móvil, en qué tiendas hay wi-fi, dónde regalan pizza hoy, dónde regalarán mañana hielo, agua, raciones del ejercito…

Pingüe negocio para las empresas suministradoras de intendencia para ese pozo sin fondo llamado ejército estadounidense: el menú es discutible, pero observen los envoltorios y su garantía de calidad: “¡Recomendado por el guerrero! ¡Comprobado por el guerrero! ¡Aprobado por el guerrero!” Sí, hombre sí… todo sea por la patria… belicista como pocas. Dios, qué país.

Son las seis y cinco de la tarde. Estamos leyendo el periodico en el sofatito. Un inesperado e inequívoco pitido en el teléfono fijo nos hace girar la cabeza. Dos lucecitas verdes iluminan el antediluviano modem de Southwestern Bell Co; (sí; JuanCar, todavía mantenemos tu viejo SBC). ¡Subhanallah, HA VUELTO LA LUUUUUUUZ!!!! ¡Menudo salto hemos pegado y menudo celebrativo café hemos compartido los vecinos! ¡Nos lo merecíamos, tras diez días de trasiegos e incertidumbres! Sin embargo, recuerden: el 70% de Houston sigue sin electricidad. Hemos recorrido la agenda telefónica, ofreciendo lavadora, secadora, enchufes, fax e internet. El que más y el que menos ya tenía alguna solucioncilla apañada a costa de recorrer kilómetros, como nosotros. Tres o cuatro caras conocidas aparecerán por aquí en breve, con cesto de ropa y enchufe en mano. Bienvenidos.

Hemos salido de ésta, y ahora toca salir de la próxima… porque negros nubarrones de honda recesión se aproximan por el cielo del Real Estate, lo que en nuestras expectativas caseras/financieras nos van a obligar a ir a menos de 20 Km/hora sobre lo previsto. Pero esto no va a acobardarnos, ¿verdad? :-D

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