Tuesday, September 9, 2008

De Malas Raíces y Falso Estate.

Siempre nos gustaron los carteles, los anuncios. La publicidad muestra los valores de un lugar y una época, los muestra como nadie; la prueba contundente está en esos programas de televisión (¿los siguen haciendo en España?) que muestran anuncios antiguos, que provocan la gran risa, al comprobar lo que nos creíamos a pies juntillas 20 años atrás. Agárrense dentro de otros veinte, cuando comprueben que los iconos incontestados de hoy son la gran mentira.
La gran mentira de nuestra generación se llama… Estados Unidos. El coste del progreso económico lleva a la ruina a pueblos enteros, que se ven abocados a renunciar, despreciar sus raíces.



El Real Estate, el sector de bienes raíces, nos permite ahondar más en lo que Kurotora se temía (lamentablemente, nunca tuvimos alumnos hispanos en el high school), corroborado por Torko y Mr. Blue en su colegio (ellos si han tenido mayoría de alumnos mexicanos): el autorrechazo por hablar español, por tener la piel un pelín más oscura, unos ojos como catedrales y trenza negra azabache.




Quiero ser rubi@ con ojos azules. ¡Reniego de mis raíces! ¡Malas raíces!









El Real Estate, decíamos. El Falso Estate, deberíamos decir. Salir del aula anglosajona y tener que conducir y patear calle de aquí para allá a salto mata en Houston (re)descubre el gueto y la falsedad de las bases morales de este país.





Las calles de Houston, una ciudad de 110 años, una ciudad-bebé para los parámetros europeos, ya deja trazas en sus calles que un arqueólogo industrial no tardaría más de dos minutos en descubrir. Durante décadas, la población mexicana en los Estados Unidos ha luchado a brazo partido para hacer realidad el American Dream, el sueño americano. Y algunos pocos lo lograron. La casita en propiedad, dos coches aparcados frente al garaje… Pero el coste no es solo la hipoteca. El coste final de la asimilación es la desaparición como mexicanos, hay que apartarse del barrio, de la colonia. Renunciar a la mala raíz, anularse. Hacerse gringos, comprar el bien raíz creyendo que incluye la buena raíz, desarraigarse. Desenraizarse. Morir.

Debido a la estructura racista de la sociedad estadounidense, debido a la esencia y el diferente estilo de vida latinoamericano y debido a las consecuencias económicas de las funciones tradicionalmente asignadas a las comunidades no anglófonas -como proveedores de mano de obra (muy) barata y vertedero de contratos basura a tiempo parcial- el barrio y la colonia se convierten en gueto explotado, empobrecido y marginal.











Es fácil decirlo. Pero estas gentes avanzan hacia su destino como pueblo. Inexorablemente, con el creciente temor de los anglos (el anexo anuncio de la alcoholera levanto' ampollas). Crecen los adolescentes, abandonan sus prejuicios pro-anglo y basados en el trabajo duro, en lo que nadie quiere, avanza contra esas fuerzas que les niegan la libertad de expresión en español y de la dignidad humana. A lo largo de la historia la búsqueda de la expresión cultural y la libertad ha tomado la forma de lucha, no hay otra forma. Esta lucha se ve a diario en la calle, en los guetos de Houston. Esa lucha, moderada por las enseñanzas recibidas en la escuela anglosajona, es una realidad histórica. Como resultado de ello, la libre determinación de la comunidad es ahora el único aceptable mandato para la acción social y política, es la esencia del compromiso mexicano en Texas.

1 comment:

Unknown said...

Well well well......