Thursday, August 9, 2007

De regreso (V) Cruzando Michigan (IV) -Wisconsin- Illinois (I)

Miércoles 8 de agosto de 2007
De Cooper Harbor, MI, a Marseilles, IL. 629 millas (1.012 Km).

(o también titulado: “¡Qué palizón de conducir…!”)

Estábamos tan ricamente dormidicos en Cooper Harbor cuando una lejana campanica nos despertó. Talán, talán… no llevaba una cadencia rítmica; se agitaba, paraba, volvía con lentitud, se aceleraba, paraba de repente… ¿?

Medio dormidos, miramos el reloj: 5:40 am. “¿Ahora, maitines?” pensamos. Pero el cielo perdía su color negro en aras de un azul marino. Recordamos dónde estábamos y lo que queríamos hacer. Empaquetamos en 15 minutos y salimos pitando hacia primera línea de costa.

Ver amanecer sobre el lago Superior hace saltar las lágrimas. Una hora, aproximadamente, abarcan estas fotografías, tomadas en la península de Keweenaw, el punto más al Norte posible de los Estados Unidos en el lago Superior.

Una señal acústica, una boya con campana, era el origen del misterioso ruido:

Con un precioso amanecer y una playa totalmente solitaria, nos bañamos un buen rato en el lago Superior. Sorprendentemente, el agua no estaba fría. Lujazo total.

Encaramos el Sur por la estatal 41…

Llegamos a Houghton, con un bonito puente levadizo, el Hancock Bridge. Ambas partes del canal pertenecen al lago Superior, luego la península de Keweenaw es, realmente, una isla.

Esta zona tuvo su época dorada con las minas de cobre, hoy obsoletas. La toponimia lo recuerda constantemente en el mapa: Cooper por aquí, Cooper por allá… También se ven viejas instalaciones mineras, sólo entre Houghton y Alberta, unas 20.


¡Dos colores tiene el cielo de Alberta!












No menos de 10 lagos nos cruzamos entre Baraga y Crystal Falls, en unas 50 millas.

Estamos cruzando dos parques forestales, el Ottawa National Forest y el Cooper Country State Forest.

El lago Swan estaba tan tranquilo, que decidimos dormir un poco. A las 11, oímos el ruido de un monovolumen, del que salió una alegre y ruidosa familia numerosa. Comentarios de los adultos al ver nuestro coche: “Gasp, they came from Texas” “Wow”. Nos incorporamos, saludamos. Toallas, risas, flotadores de colores. Han sido casi dos horas de descanso. Suficientes. Reiniciamos la marcha.

El río Brule separa Michigan de Wisconsin.

Wisconsin nos da la bienvenida a las 12:30 del mediodía.

El primer pueblito de Wisconsin tiene estos paisajes y un evocador nombre: Niágara.

Y volvemos a cruzar el paralelo 45, por tercera vez…

Seguimos hacia el Sur, por la estatal 141… Evitamos Green Bay y nos vamos hacia Appletoe, a conocer el segundo mayor lago de Wisconsin (el primero es el Michigan, claro). Nos referimos al Winnebago.

Paramos un poco en Oshkosh, ciudad con estos detalles y este puente sobre el canal que une los lagos Butte Des Morts y Winnebago.

El lago Winnebago.

Grandes descuentos en Fond Du Lac. Aceptan Visa y Master Card. ¡Qué bien!
:-P

Seguimos hacia el Sur. Estamos en pleno corazón del Estado de Wisconsin, el Fox River Valley. Wisconsin es considerada la tierra proveedora de leche, huevos y pan para todo Estados Unidos (“the America dairyland”). Sus tópicos visuales son llanuras, vacas, gallinas, maíz. En efecto, así fue durante todo el trayecto. Incluso ¡una granja de ciervos!

















Un inciso por la carretera local 67 para visitar brevemente el parque nacional Kettle Moraine State Forest (¡vale la pena el desvío!);-)


El periférico de Milwaukee, la mayor ciudad de Wisconsin (pero no es su capital; ésa es Madison), a las 6:30 de la tarde:



(Abajo:) En el puerto, nos topamos con algo curioso: un museo de las artes con aires familiares…
caramba, ¿no será obra de Santiago Calatrava?



Desde Houston por internet, Torko nos sacó de dudas. ¡Vaya si lo es! Se trata del MAM, Milwaukee Art Museum, primer encargo estadounidense al arquitecto valenciano… http://mam.org/thebuilding/index.htm

Vistas del puerto de Milwaukee, WI, frente al lago Michigan:





























Gaviotas, único personal autorizado.

Seguimos conduciendo por la local 32, pegada al lago Michigan, camino de Illinois. El dia se va en Racine, WI.
Aunque seguimos en Wisconsin, todas estas poblaciones son la pedanía norte de Chicago, IL.














En Houston, TX, hay un barrio –o colonia, como prefieran- llamado Sixth Ward, extremadamente pobre, habitado en un 90% por personas de etnia negra (dispensen nuestro rechazo a decir “raza”). El Sixth Ward parece Nueva Orleans después de ser azotada por el huracán Katrina, o la ciudad alemana de Dresde tras el bombardeo aliado en 1944. Sin embargo, al final de la calle Clay, hay un concesionario de lanchas fuera-borda y otro de coches BMW. Dos cuadras más allá de la calle Shepherd, las casas más baratas se valoran en $ 400,000.



Racine, WI, nos recuerda el Sixth Ward houstoniano. Anochecía; lo que deja al descubierto la pobreza a derecha e izquierda; los yonquis buscaban a sus camellos, las prostitutas a sus clientes; jóvenes tirados en las aceras con botellas, casas en estado lamentable, borrachos durmiendo en la arena.
Y dos cuadras más allá, su club náutico, Lexus, Mercedes y Toyotas Celica en el parking, fiesta, jazz en directo. La pobreza, a 25 metros de la opulencia.



Había ambientillo popular en la playa de Racine, WI. Entonces no lo sabíamos, pero ésta fue nuestra última vista al lago Michigan.















A las 8:53, llegamos a Illinois, la tierra natal de Lincoln.


El cartel de bienvenida nos lo recuerda…
...junto a otro de una honesta casa de empeños que usa el retrato del estadista.





Idiosincrasia estadounidense… :-P


Queríamos ver el lago Michigan desde la mismísima Chicago, pero no fue posible, queridos. Primero, porque toda la orilla está ocupada con encantos industriales como éste:

Y segundo, porque nos liamos en el periférico chicaguense y nos costó más de hora y media salir de allí.


Chicago se merece una visita por sí sola, a sus museos, su arquitectura y sus parques, pero otra vez será. Estábamos muy cansados y no teníamos ganas de volver a intentarlo otra vez. Además, teníamos que encontrar un camping, y los campings no suelen estar en medio de los cascos urbanos…


Por la interestatal 80 (Joliet-Morris) vimos la señal del camping de Illini, y nos desviamos por la local 6. Costó localizar Illini, pero una vez dentro, nos encontramos con…

El misterio del camping fantasma: Illini estaba abierto, aunque sin una luz, ni una farola. En el parking había un Chevy Impala con placas de Nueva York, pero no había persona, remolque o tienda que asociarle. Nadie en las parcelas. Ni una tienda de campaña, ni una roulotte. Oscuridad total, a no ser por los impresionantes relámpagos que presagiaban la tormenta que estaba a punto de descargar.


Por segunda vez, hacemos caso a la intuición femenina, y seguimos conduciendo por la local 6. Cinco millas más adelante, el pueblito de Marseilles nos saludaba con estos curiosos carteles:






(La fotografía está tomada al día siguiente, con luz).



Gleenwood camping, cajero, taller, cerveza, bocadillos de tortuga con gambas y Middle East Memorial. Bien, nos quedamos y mañana veremos cómo sabe esa mezcla. Plantamos picas bajo unos relámpagos de impresión, y siete minutos después, ya en el saco, empezó a caer un aguacero torrencial. Oyendo la tormenta nos quedamos totalmente dormidos.

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